9 lecciones de negocios que aprendí de mi madre

Publicado el 29-06-2017Lecciones de negocios

Sé que hoy no es el Día de la Madre, y me da igual, porque todas esas mujeres valientes y luchadoras que nos han criado merecen ser homenajeadas los 365 días del año.

Seguro que hay otros motivos por los que hoy en día soy el emprendedor en el que me he convertido; pero sé sin dudar que la razón más grande es gracias a mi madre.

Ella me enseñó prácticamente todo lo que sé de la vida, y sin yo darme cuenta, también me enseñó unas valiosas lecciones de negocios con futuro que hicieron que pudiera llegar hasta donde estoy hoy.

Me siento muy orgulloso tanto de mi padre como de mi madre. Ellos tuvieron que tomar la difícil decisión de irnos de nuestro país para darnos a mis hermanos y a mí una vida mejor.

No lo tuvieron fácil: mi padre tenía dos empleos y sólo volvía a casa para cenar y dormir.

Pero quizás fue mi madre la que se llevó la peor parte.

No me imagino lo difícil que debió de ser para ella tener que criarnos a todos, salir a trabajar cada día, y mantener la casa limpia con un plato de comida en la mesa, pero siempre sin perder la sonrisa.

Hasta el año pasado, no me dí cuenta de todo lo que ella me había enseñado para ser un emprendedor: a tomar riesgos cuando la oportunidad se presentaba, a no tener miedo de conseguir lo que quería, y sobre todo, a cuidar de los demás.

Ella es un ejemplo a seguir para mí, y la mejor abuela que existe en este mundo para mi hijo.

Por eso quiero compartir esa sabiduría que me transmitió durante todos estos años contigo, y enseñarte las 9 lecciones de negocios que aprendí de ella.

 

9 lecciones de negocios que aprendí de mi madre

 

1. Puedes iniciar un negocio donde quieras y con lo que tienes

Desde bien chiquito mi madre me demostró que si quieres conseguir algo, debes dejar las excusas a un lado.

He visto a muchísimas personas en todos estos años que no se han convertido en emprendedores por culpa de esto. Creen que no tienen lo necesario para arrancar sus negocios.

¿Pero qué es lo que realmente necesitas para iniciar uno?

  • ¿Contactos? Muchos empresarios exitosos empezaron sin nada.
  • ¿Dinero? Hace falta muy poco capital para iniciar un negocio, especialmente uno online.
  • ¿Inversores? Mira el punto de arriba.
  • ¿Un local o una oficina? Puedes arrancar una empresa en cualquier parte del planeta, cualquiera.
  • ¿Una idea de negocio original? Puedes comenzar por una idea básica y trabajar a partir de ahí.

 

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Cuando yo tenía 11 años, mi madre decidió empezar un negocio.

Ella trabajaba sólo en las mañanas mientras mis hermanos y yo estábamos en la escuela, pero quería conseguir un ingreso extra para que mi padre pudiese estar más tiempo con nosotros y con ella en casa.

No tenía mucho dinero ni tiempo – en las tardes, tenía que cuidar de mis hermanos y de mí -.

Así que ¿qué es lo que hizo? Empezó su propia guardería en nuestra casa.

Cada día, un puñado de niños venían por la tarde, y de esta forma ella podía estar con nosotros mientras ganaba un poco más de dinero para nuestros gastos.

Era un negocio simple, con el que ganaba menos de $400 cada mes. Pero mi madre lo empezó con lo poco que tenía, en sus horas libres de la tarde, y desde nuestra pequeña casa.

Y lo más importante: estaba ayudando a otras mamás dándoles la oportunidad de poder ir a trabajar mientras alguien de confianza cuidaba de sus hijos.

Años después, cuando yo tenía sólo 16, quise crear un blog para convertirlo en un negocio online y poder aportar algo a los gastos de mi casa.

Pero en mi casa no había computadora ni Internet, y tampoco teníamos dinero para comprar una. Así que tuve que ponerme a trabajar.

Daba clases particulares a niños más pequeños, ayudaba a limpiar en mi escuela a cambio de un poco de dinero, llenaba encuestas pagadas con el ordenador que un amigo me prestaba cuando iba a su casa…

¿Me gustaba hacer todo eso? ¡Claro que no!

Pero mi madre me enseñó a no poner excusas, a empezar con lo que tenía y donde estaba para alcanzar lo que deseaba.

Y el dinero que gané con esos pequeños empleos me sirvió para comprar una computadora, poder pagar el Internet unos meses, y crear mi primer negocio online.

 

2. Ser ordenado es clave para llegar al éxito

No dejes la ropa tirada en tu cama… Ordena tu armario porque luego no encontrarás nada… ¡Limpia tu cuarto YA!

¿Cuántas veces te ha dicho eso tu madre? A mí muchísimas.

Desde que tengo memoria, siempre me ha estado diciendo lo importante que es ser ordenado y saber colocar todo bien en su sitio.

Creía que eso sólo me valdría para tener organizada y limpia la casa; pero con cada negocio que he emprendido me he dado cuenta de que se puede aplicar a cualquier aspecto de la vida, y es especialmente importante en los negocios.

Igual que no puedes empezar a construir una casa por el tejado, tampoco puedes crear una empresa sin saber qué pasos vas a dar.

En cualquier proyecto, la organización es clave para llegar al éxito. Pero en los negocios lo es aún más.

¿Cómo vas a crear una buena campaña de publicidad si antes no has investigado quiénes son tus posibles compradores? ¿Vas a alquilar un local para tu tienda sin saber si hay competencia alrededor?

Siendo ordenado es la única forma en la que podrás saber qué tienes que hacer ahora para poder pasar a tu siguiente paso sin cometer errores que puedan convertirse en un problema en el futuro.

De hecho, mantener una rutina de organización y orden es la mejor manera de no acabar con un caos tremendo y perder tu tiempo.

 

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3. Es más fácil ahorrar dinero que ganarlo

Mi familia era muy humilde. Recuerdo que más de una vez teníamos que estirar bastante el dinero para llegar a fin de mes.

Me acuerdo de mi madre como si fuese ayer sentada en la mesa del salón, junto a mi padre, haciendo los dos cuentas por la noche para ver cuánto teníamos y qué es lo que quedaba por pagar.

A veces cuando me acercaba a ellos, y miraba todos esos números sin entender nada, ella me decía: hijo, es más fácil ahorrar dinero que ganarlo.

A los pocos meses de crear mi negocio supe exactamente a qué se refería con esa frase.

Con un emprendimiento generarás ingresos, pero nunca debes olvidarte de que una parte de esos beneficios tienes que destinarlos también a tus gastos.

Y que tu porcentaje de ganancias puede caer en picado con esos costes.

 

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Por ejemplo: imagina que tienes una tienda de ropa con la que has ganado $3.257 el último mes.

Pero a ese dinero tienes que quitarle $2.542 de gastos en el alquiler de tu local, pagar la luz, comprar más ropa, pagar el sueldo de los empleados que tengas contratados, impuestos…

¿Qué queda para ti? Tan sólo $715, es decir, tú estás ganando con tu emprendimiento tan sólo un 22% de beneficios.

Con esto lo que quiero decirte es que no te concentres tanto en aquellas cosas con las que puedes ahorrar dinero, y céntrate más en aquellas que te darán ganancias.

Es fácil ahorrar en los productos que vendes buscando proveedores con mejores precios, o un local más pequeño o situado en una zona que te cueste menos.

Pero en los negocios lo verdaderamente importante no está ahí, sino en los beneficios que generas y en buscar continuamente formas de aumentar esos ingresos.

 

4. Cuenta hasta el último centavo

Una de las cosas que mi madre hacía cada mes era contar nuestro dinero; no lo hacía de manera codiciosa.

En realidad lo hacía para saber exactamente en qué gastábamos lo que teníamos.

Tomaba una hoja de papel y en ella escribía cada gasto que teníamos, cuánto había sido, e incluso la fecha si tenía el ticket o la factura.

¡Así es mi madre! ¿Pero qué hice yo al arrancar mi primer negocio?

Olvidé completamente esta parte. Empecé a generar ingresos, así que no me preocupé demasiado porque veía que a mi cuenta bancaria entraba el dinero que necesitaba.

El problema es que pocos meses después ese dinero fue desapareciendo poco a poco de mi cuenta. Tomé malas decisiones confiando en que todavía tenía suficiente dinero.

Gastaba en cosas que realmente mi negocio no necesitaba en ese punto, y sin darme cuenta me encontré al borde de la quiebra, y tuve que cerrarlo porque ya no podía mantener lo que había creado.

 

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Tardé algún tiempo en comprenderlo, pero al final supe que mi madre tenía razón: hay que contar hasta el último centavo que ganas y que gastas.

Aprendí de ese gran error, y en los siguientes emprendimientos que inicié tomé buena nota de cuáles eran mis gastos anotando incluso hasta las fechas.

Haciendo este pequeño ejercicio que parece tan simple me ahorré miles de dólares durante todos estos años, y he mantenido hasta hoy mis finanzas bajo control.

Cada vez que apunto un gasto, mentalmente pienso en una de estas dos opciones:

A) Este es un coste necesario para que la empresa siga adelante

B) Este es un gasto inútil que no necesito. Si no mueve mi negocio hacia adelante, es una pérdida de dinero.

 

 

5. Si no lo necesitas, NO lo compres

Cada vez que iba de compras con mi madre le decía: mamá, ¿me compras esto?

Ella siempre me preguntaba: ¿de verdad lo necesitas?

Y yo, como un niño pequeño que era, le contestaba: pues no, ¡pero lo quiero! Por favor, cómpramelo, venga…

Es una de las lecciones de negocios (y me atrevo a decir que incluso de la vida) más dura que tuve que aprender. Pero con el tiempo comprendí que mi madre ¡tenía toda la razón!

Muchas veces nos sentimos tan desesperados por tener algo que no podemos mantener el control, y al final picamos y lo compramos.

Estoy 100% seguro de que a tu emprendimiento te van a llegar muchas ofertas de personas y empresas que van a intentar convencerte para venderte algo.

Quizás sea un curso para aumentar tus ventas, un equipo de vigilancia mejor para tu local, o un producto revolucionario que atraerá a más clientes a tu negocio.

O puede que veas que tu empresa ha perdido unos pocos ingresos en los últimos 2 meses, te entre un poco el pánico, y decidas que lo mejor es gastar todo el dinero que haga falta en solucionarlo.

Pero cuando se te presenten este tipo de oportunidades en tu puerta, recuerda esto: piénsalo dos veces.

No te dejes llevar por la tentación, mantén la situación bajo tu control, y mira bien si realmente eso es lo que necesitas, o sólo será una pérdida de dinero.

 

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6. Nunca dejes de aprender

En la escuela me encantaba aprender cosas nuevas cada vez que entraba en clase. Sentía mucha curiosidad por todo lo que los profesores enseñaban.

A menudo me iba a la biblioteca y tomaba prestados libros para aprender más sobre las cosas que realmente despertaban pasión en mí. Puede que esa pasión por leer la absorbiera de mi madre cuando ella me leía mientras estaba embarazada.

Pero poco a poco, según fui haciéndome mayor, tenía menos y menos tiempo para leer. De hecho, pasé por una época en la que sentía que me había estancado intelectualmente hablando.

Mi madre es la persona que mejor me conoce en el mundo, y me lo notó enseguida. Me preguntó qué me pasaba, se lo conté, y me dijo que si no seguía aprendiendo, era porque yo no quería.

Y por supuesto, ella tenía razón.

Podía haber organizado mejor mi tiempo durante el día, o haberme puesto a leer un libro o ver vídeos sobre lo que me interesaba antes de dormir.

 

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En todos estos años me he dado cuenta de que seguir aprendiendo y mejorando cuando tienes un negocio es la clave para llegar al éxito.

No pienses que por ser adulto tienes que dejar esto a un lado, porque con esa mentalidad sólo lograrás fracasar totalmente.

Si de verdad quieres que tu emprendimiento llegue a lo más alto, debes seguir formándote continuamente, y de hecho, hay muchas formas de conseguirlo.

Puedes leer libros para mejorar los aspectos que creas necesarios, o simplemente encender tu computadora y leer artículos en blogs especializados como este, ver vídeos en YouTube, asistir a charlas online gratuitas que puedes ver desde tu casa…

Hoy en día no tienes ninguna excusa para no seguir aprendiendo y mejorar cada día tu negocio.

 

7. Relaciónate con la gente apropiada

¿Quién es ese chico que te ha acompañado a casa? ¿Con qué amigos vas a salir esta tarde? Todavía no me has presentado a esa chica de la que tanto hablas…

¿Te suenan esas frases? Mi madre siempre andaba preocupada por la gente con la que salía, y seguro que la tuya también.

Y por una buena razón: la gente de la que te rodeas influye mucho más de lo que tú crees en tu vida, en tu trabajo, y por supuesto, en tus negocios.

Cuida mucho los socios con los que colaboras para expandir tu empresa; no te quedes parado y asiste siempre que puedas a conferencias o ferias de tu sector.

Habla con otros emprendedores como tú que seguro que tienen lecciones de negocios muy valiosas que pueden enseñarte.

Charla, conecta, y sobre todo ¡diviértete!

 

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8. Sin disciplina no llegarás a ningún lado

Si en algo son expertas las madres, es en impartir disciplina desde que se levantan por las mañanas hasta que se acuestan por las noches.

¡Cómo nos gustaba hacer todo lo contrario a lo que nuestras madres dijeran!

No te imaginas la cantidad de veces que la mía me dijo la típica frase de mientras vivas en mi casa, harás lo que yo te diga.

Eso de tener disciplina y constancia me parecían cosas aburridas de adultos, y me prometí que yo nunca sería así.

Pero si tú ya tienes tu propio negocio, sabrás que para levantarlo aunque sea sólo un poco es imprescindible tener perseverancia y ser severo contigo mismo.

Aunque ser emprendedor es una de las mejores experiencias de mi vida, me he dado cuenta de que también puede ser muy duro.

Convertirte en tu propio jefe es maravilloso, y que nadie te controle es una sensación liberadora.

Pero eso también significa que eres tú quien debe empujarte a hacer las tareas necesarias, a no caer en la tentación de flojear, y a tener la disciplina suficiente para ponerte a trabajar cuando lo último que te apetece es ponerte a laborar.

 

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9. No dejes que las críticas te hundan

En cualquier tipo de negocio vas a estar expuesto a las críticas de tus clientes, de tus socios, de tus competidores, de otros emprendedores, incluso a las de tu familia o tus amigos.

Vas a pasar por situaciones incómodas, desagradables, por estrés…

Pero nunca debes dejar que eso te hunda ni que te quite la confianza que tienes en ti.

Mi madre siempre me ha apoyado en mis momentos más difíciles.

Pero lo que más tengo que agradecerle es que me enseñara a ver que las opiniones de otros pueden ser excelentes formas de aprender y mejorarse a uno mismo.

Una crítica no siempre tiene que ser negativa: si se hace con respecto y educación, puede ayudarnos a ver qué estamos haciendo mal para hacerlo mejor.

¿Y qué pasa con esas personas que lo que realmente quieren es herirte y hacerte daño? A esas simplemente no tienes que dedicarles ni un minuto de tu tiempo.

Como me decía mi madre: no le tienes que gustar a todo el mundo, ¡porque no todo el mundo tiene buen gusto!  😝

 

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Mi madre me enseñó las lecciones de negocios más valiosas aunque ella ni siquiera sabía que me convertiría en un emprendedor. Gracias a ella hoy puedo estar escribiendo esto.

Y espero que estos aprendizajes te inspiren y te ayuden a mejorar tu emprendimiento igual que a mí me sirvieron para llegar al éxito con los míos.

Así que si tú también estás orgulloso de tu mamá, y ella te enseñó más sobre la vida que cualquier libro, ¡comparte ese artículo en tus redes sociales con otros hijos e hijas orgullosos y valientes!

0 thoughts on “9 lecciones de negocios que aprendí de mi madre

  1. Me encantaron los consejos de tu madre, Andrés!

    Qué recomiendas para relacionarme con la gente apropiada?

    1. Gracias Luisa! Te recomiendo sobre todo que busques personas con objetivos similares a los tuyos, y que sean positivas y estén motivadas a conseguir lo que quieren 😉

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